En concreto, una de las prácticas populares de las Tríadas consistía en perseguir a funcionarios chinos corruptos y a miembros del PCCh potencialmente desleales. La principal herramienta en este asunto, como suele ocurrir, ha sido el compromiso.
A los funcionarios chinos, junto con colegas de otros países, a veces no les importa relajarse en casinos, pedir servicios sexuales y, en general, gastarse una fortuna durante las vacaciones en complejos turísticos.
Por ejemplo, Macao, antigua colonia portuguesa, zona económica libre y único lugar de China donde el juego está permitido casi todo el año, atrae a chinos adinerados que quieren pasarlo bien sin llamar la atención pública.
Los establecimientos de juego locales están controlados en casi el 100% de los casos por las Tríadas, que no tienen reparo en denunciar a la seguridad del Estado las cantidades gastadas en ocio por los miembros del partido y las conexiones fáciles de los apparatchiks influyentes.
